Capitulo Uno: Había una vez…
24 de
Diciembre del 2012, 22:30 hrs.
Argentina,
Buenos Aires.
El nudo
de nervios que había en el estómago de Mía se intensifico al ver por décima vez
el reloj que colgaba en la pared de la pequeña pero acogedora sala de su
departamento. Al parecer nadie, salvo su prima y mejor amiga, Valentina, se
daba cuenta de lo que pasaba por la cabeza de la joven.
Valentina
la miro de reojo, y al ver la cara de preocupación de Mía no dudo en tomarle la
mano para darle fuerzas. Ella era la única que sabía de la beca, pues era un trámite
que había empezado como un juego en el colegio al que juntas asistían, Mía
sabía que no tendría chance de poder obtenerla ya que su ingles era muy básico –por
no decir horrendo- la sorpresa se la llevaron, ambas, cuando la carta de
aceptación llego a sus manos.
Mía
suspiro y miro a Valen, esta le sonrío y le animo a hacer lo que estaba a punto
de hacer, no se podía alargar más el asunto.
-A las
doce prometo decir todo.-le susurro la joven preocupada a su mejor amiga, esta
asintió.
-Si tal
vez a las doce estén todos de mejor humor...-respondió Valentina mirando a sus
familiares.
Mía se
detuvo a ver la escena, una sensación de nostalgia le recorrió el cuerpo, ya
había pasado por eso una vez, cuando tenía once años de edad, solamente que en
esa época era demasiado pequeña para darse cuenta de lo que sucedía a su alrededor.
Fijo su
vista en sus abuelos, maternos, dos increíbles personas, un poco quisquillosas
pero siempre dispuestos ayudar. Su tía, una increíble mujer a la cual siempre
quiso como una segunda mamá, su primo… el hermano –varón- que nunca tuvo. Su hermana
mayor quien cargaba a su perro, los dos han sido sus confidentes, de su hermana
había aprendido mucho, para Mía su hermana era un ejemplo de vida. Por ultimo
fijo su vista en su mamá, la mujer más valiente y luchadora que había conocido
en su vida, una persona para admirar y crear un personaje con super poderes,
porque para Mía su mamá era eso: una heroína.
Pronto la
joven sintió como se le llenaban los ojos de lágrimas, las cuales disimulo con
un gran bostezo para después refregarse los ojos.
Londres,
Inglaterra.
25 de
Diciembre del 2012, 01:30 am.
Niall
miro detenidamente a su sobrina quien dormía plácidamente sobre el gran sillón que
había en la sala de su moderno departamento. La pequeña sonreía entre sueños,
algo que le causaba una profunda ternura a Niall. Su hermano le había dado un
gran regalo hace ya cinco años, el poder tener a esa pequeña en su vida, su primera
sobrina, eso lo llenaba de orgullo.
Su hermano
se había ofrecido para llevar a sus padres a sus respectivas casas, Emma lo
acompaño, después pasarían a buscar a Charlie, quien se había quedado dormida
poco después de abrir sus regalos.
Niall suspiro,
y se detuvo a pensar en todo lo que había logrado en tan pocos años, la banda
su familia cada vez unida, brindándole apoyo. Sin dudas uno de sus deseos se
estaba cumpliendo, para completarlo le falta encontrar a esa persona especial…
o mágica como le habría dicho su pequeña sobrina.
Sonrió
con ternura pues hablar con la menor, sin duda era uno de sus pasa tiempos
favoritos, la niña tenía una gran imaginación e inteligencia, lo que hacía que
las conversaciones –por más que fueran infantiles- eran muy entretenidas y hacían
razonar a Niall.
Poso su
vista en el reloj de su muñeca sin prestarle mucha atención, hasta que el
<<tic-tac>> capto su total atención, pronto sintió un frío muy
extraño, pues todas las ventanas estaban cerradas y la calefacción estaba
prendida. Sin llevarle mucho el apunte fijo esta vez la vista en la foto que tenía
arriba de la chimenea, la primer navidad de Charlie, Greg y Emma lucían espectaculares
con unas sonrisas llenas de orgullo al igual que sus padres, el sostenía a la
pequeña de tan solo dos meses de vida. Esa navidad fue una de sus favoritas,
hacía tan solo cinco años atrás. Otra vez sintió ese frío recorrerle la
espalda, Niall se movió incomodo de su asiento y fue a fijarse en su pequeña
preferida que no tuviera frio, al verificar que todo estaba bien Niall se
detuvo mirando fijamente el teléfono inalámbrico, desvió su mirada a su reloj
pulsera y con un gusto amargo lo tomo para marcar el teléfono de su mamá.
-Hola.-se
escuchó la voz de Maura del otro lado de la línea.
-¿Ya
llegaste?-le preguntó su hijo con esa sensación de mal estar en su cuerpo.
-Sí,
hace como unos 10 minutos,¿ ya se fue tu hermano?-pregunto su mamá.
-No, no
han llegado todavía.-respondió finalmente Niall haciendo el cálculo rápido de
cuanto se tarda el normalmente en ir a la casa de su madre.-supongo que habrá
ido a dejar a papá primero.
-Qué
raro, a papá lo dejaron antes de que me dejaran a mi.-luego de un momento en
silencio continuó la madre.-voy a llamar a Emma a su celular, no deben tardar
en llegar. ¿Charlie?
-Duerme.-
el joven hizo una breve pausa.- Si, eso creo, hasta mañana mamá y feliz
navidad.
-Hasta
mañana cariño, cualquier cosa me comunico contigo.
25 de
Diciembre del 2012, 00:15 hrs.
Argentina,
Buenos Aires.
Los
fuegos artificiales seguían alumbrando el cielo, hacía ya un poco más de quince
minutos que habían comenzado con el espectáculo. Mía miro como su mamá
observaba contenta aquel festín colorido del cielo, tomó aire. Con ella era con
la primera que tenía que hablar, solo con ella. Le toco con cuidado el hombro y
le pidió de favor poder entrar al departamento, Graciela, su mamá, accedió un
tanto preocupada ante la expresión de su hija menor.
Adentro no
había tanto ruido, así que Mía respiro profundo.
-¿Qué pasa?-preguntó
su mamá ya preocupada. Firulais, su perro se escondió debajo de las piernas de
Mía, su miedo por los fuegos artificiales era evidente.
Mía miro
a su madre y saco de su bolsillo un sobre blanco y se lo entrego con cuidado. Graciela
lo miro con recelo, sin entender.
-Ábrelo
y léelo.-le pidió su hija.
Graciela
lo abrió y su cara fue un poema, realmente no se lo esperaba.
-Pensé, pensé
que había sido una broma.-dijo al recordar el día en que Mía le contaba riéndose
la locura que había hecho durante la clase de computación, anotarse y hacer rápidamente
un examen vía internet para la escuela de gastronomía en Londres.
-Yo
también lo creía pero…-dijo Mía con casi un susurro de voz. Automáticamente Graciela
la abrazo.
-¿Por
esto has estado tan rara todo este tiempo?-le pregunto con su suave voz
maternal. Mía asintió.- ¿Y bien, que piensas hacer?-le preguntó después de
separarse.
-Como
sabes…-Mía comenzó a hablar con la voz un poco ahogada.- papá no me piensa
pagar la facultad… y….
-Es una
gran oportunidad.-finalizo la madre ante la mirada de su hija.
-Quería
hablarlo contigo antes, solo que no me atrevía.- ambas se quedaron en silencio
meditado la situación.
-Hazlo.-sentencio
la madre de pronto. Mía la miro sorprendida, nunca hubiese imaginado escuchar
algo así de la boca de su mamá.- Hazlo, prueba… yo cometí muchos errores… las
sobre protegí mucho a ti y a tu hermana, es tiempo que empiecen a volar. Y esta,
cariño es tu oportunidad.- Mía asintió con lágrimas en los ojos.-No puedo creerlo mi bebé se me ira a
otro continente.-dijo Graciela rompiendo en llanto al abrazar a su hija.
Pronto el
resto de la familia fue entrando y enterando de la nueva buena, reiteradas
felicitaciones recibió Mía durante el resto de la velada.
-Quien
te dice y en una de esas conoces por fin a los de One Direction y me dejas de
romper la paciencia.- comentó divertida Valentina.
-No
digas tonterías, Londres es enorme… nunca me los cruzaría.-le respondió Mía un
poco más animada.
Londres,
Inglaterra.
25 de
Diciembre del 2012, 04:30 am.
Los
hospitales nunca le habían gustado a Niall, siempre le habían parecido lugares
fríos y tristes, justo como él se sentía en esos momentos. Observo a su alrededor,
sus cuatro amigos habían ido a hacerle compañía apenas se enteraron de lo
sucedido, se encontraban a su lado, en silencio respetando sus sentimientos. Sus
padres y los de Emma lloraban desconsolados, tal vez el estaría llorando, no lo
sabía pues no sentía nada… en su cabeza rondaba un solo pensamiento, Charlie,
quien ajena a todo el dolor de a su alrededor dormía en los brazos de Liam
Payne, uno de sus amigos.
Greg y
Emma se habían ido de un momento para otro, y todo por culpa de un charco de
lodo. Niall suspiró.
-¿Te
harás cargo de ella?-se animó a preguntar Harry luego de un largo silencio.
Niall asintió con la cabeza, eso era lo que le había pedido su hermano ¿no?
-Sabes
que no estás solo, cuentas con nosotros.-esta vez el que hablo fue Louis. Niall
volvió a asentir.
-Gracias.-fue
la única palabra que pudo pronunciar. Sus cuatro amigos lo miraron con tristeza,
pues nunca habían visto al pequeño “duende” así.
“Escribimos
esta carta con la esperanza de que nunca tengas que leerla, pero si ése es el
caso... cuida de nuestra hija, Niall.
Nosotros sabemos lo abrumadora que debe parecerte
esta responsabilidad. Sabemos que no te lo esperabas. Pero puedes hacerlo.
Encontrarás la manera de salir adelante.
Sólo tienes amarla y lo demás vendrá solo…”
Te quieren, Emma y Greg.
El
pedido era claro, la carta estaba hecha hace mucho tiempo, hace cinco años ya
lo tenían previsto a él lo habían elegido. Y él, como hermano, como tío, lo
haría se haría cargo de la pequeña.
Y bueno
aquí está el primer capítulo, ¿Qué les pareció? Dejen sus comentarios abajito J y recomienden la nove, les mando
muchos cariños y abrazos y muchas letritas de amor jahwgqjdghqhjgtyqfwgdhhqhudhwjjhjhdwjhwjqdh
<3
Nos
leemos en el siguiente capítulo.
XOXO
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